StatCounter

Visitas

jueves, 30 de noviembre de 2017

EL 21 DE DICIEMBRE NOS LA JUGAMOS

A estas alturas no hace falta explicar que, en Cataluña, tenemos un problema. Un gravísimo problema. La mitad de la población, aproximadamente, quiere formar una república independiente de España. Para lograrlo, como diría el castizo, no se cortan un pelo: amenazan, acosan, insultan, mienten, malversan, dejan de cumplir las leyes, las sentencias judiciales y los más mínimos razonamientos.
Al otro lado, la otra mitad de la población, representados por unos partidos políticos que no se comportan de la misma manera ante el llamado “desafío separatista”, y al que yo prefiero llamar golpe de estado.
Por un lado está el PP, actual partido del Gobierno de la nación, y que según todas las encuestas, va a quedar relegado a poco más que una representación residual en el Parlamento de Cataluña. La gente no confía en quién titubea a la hora de aplicar las normas, algunas de las cuáles ha creado él mismo, y no es para menos. El PP es el partido que ha financiado los últimos años, a través del FLA, a la Comunidad Autónoma de Cataluña, gobernada por independentistas que se han manifestado golpistas, incumplidores de cualquier norma que no les sirva a su objetivo, que no es otro que la destrucción de España, y el PP, el partido en el gobierno, no ha dejado de “soltarles la pasta” como si no hubiera un mañana, y sin el debido control del uso que de ese dinero, que es de todos los españoles, hacía el gobierno de la Generalitat.
Difícil papel el que le ha tocado interpretar a Javier García Albiol, sus jefes en Madrid no se lo ponen fácil, y la gente tiene memoria, a veces mucha, y hay ciertos comportamientos que ni olvida ni perdona, cuando se han sentido durante décadas absolutamente abandonados a los pies de los caballos golpistas, cuando Aznar destituyó a Alejo Vidal-Cuadras porque no le era cómodo a Pujol, cuando dejó que el centro-derecha catalán quedara huérfano de opción política que no fuera Convergencia, eso se acaba pagando.
Por otro lado está ese conglomerado llamado PSOE-PSC y que no es otra cosa que un partido socialista catalán unido para lo que les interesa al PSOE, pero que realmente se rige por sus propios criterios, poniendo en verdaderos apuros a los socialistas de otras regiones, hasta tal punto que la idea de estado que puede tener un socialista madrileño, manchego, asturiano o andaluz en nada se parece a la idea que un socialista catalán tiene.
El socialismo catalán ha sido el instrumento que la burguesía catalanista ha utilizado siempre para lograr sus objetivos: crear un sentimiento artificial de nación y lograr, mediante la presión política, un reconocimiento y unos privilegios que ninguna otra región de España tiene (salvo el País Vasco).
Y repito, los socialistas catalanes se han prestado al juego, han participado de él, defienden cuestiones tan disparatadas y paradójicas como el federalismo asimétrico, invención socialista para conjugar en un mismo sistema dos modelos distintos. Federalismo es la unión de iguales, pero el carácter de asimetría es justo lo contrario ¿cómo se come eso? Supongo que se comería como siempre, iguales para unas cosas, pero distintos en cuanto a privilegios y prevendas, y de ello ya empieza a dar muestras el candidato Iceta, que plantea sin rubor una hacienda catalana propia, que recaude todos los tributos recaudables en Cataluña, que escape al control estatal, únicamente sometida al Gobierno catalán, con un pacto similar al vasco y catalán, en cuanto al cupo que posteriormente Cataluña ingresaría al resto de España. Es decir, de solidaridad interregional, de corresponsabilidad en el sostenimiento del gasto del estado, nada de nada, todo muy socialista, ¿verdad?
Y por si fuera poco, todos hemos oído las declaraciones del Sr. Iceta en las que afirma que no dará su apoyo a Inés Arrimadas para presidir el gobierno regional de Cataluña, tildándola de derechista, de que su partido, Ciudadanos, es la muleta del PP. Y lo dice él, cuyo partido o conglomerado de partidos, siempre ha pactado y tragado con lo que PNV y Convergencia han querido, y no por el bien de todos los españoles, sino por el interés propio de los cuadros de mando de su partido, ni siquiera de sus votantes. Y se han plegado siempre a los chantajes planteados por partidos que, aunque en sus regiones son importantes, no dejan de ser, en número de votos, insignificantes a nivel nacional. Por ejemplo, en las elecciones generales de junio de 2016, los votos de ERC y de Convergencia (ahora PdCat), sumaron 1.100.000, mientras que en el País Vasco, la suma de votos de PNV y Bildu alcanzó los 440.000 votos. En total no llegaron al 1.500.000 de votos, no está mal la cifra, pero si la comparamos con el total de voto nacional apenas alcanzan entre los 4 partidos el 6,60 % del total.
Así ha sido siempre, y sin embargo su capacidad de influencia, por no decir de chantaje, no tiene límites. Tanto PP como PSOE han agachado las orejas, se han bajado los pantalones, más bien nos los han bajado a todos los demás, y han asumido prácticamente todas sus peticiones. Y seguimos, prueba de ello es el recientemente aprobado cupo vasco.

Por otro lado tenemos a PODEMOS. O Cataluña en Común, o como se vayan a llamar ahora. Algunos de sus dirigentes se manifiestan abiertamente independentistas, de todos es conocido que quieren acabar con el régimen del 78 y que el sistema les vale para aprovecharse de él, pero no para mejorarlo o simplemente mantenerlo.
Que no espere nadie su colaboración tras las elecciones para que en Cataluña se vuelva a la normalidad y al cumplimiento de las normas, empezando por la Constitución. No está en sus genes, intentarán capitalizar al máximo la división social provocada, captando votos de la CUP, de ERC y de la abstención, pero no para cumplir la Constitución y el resto del ordenamiento jurídico, sino para inventarse una tercera vía, soberanista, independentista, adornada de diálogo, propuestas, consensos, y todo el rollo que siempre meten pero que no es para nada cierto, sus votos servirán, si pueden, para que sigan gobernando los mismos que hasta ahora, que es lo que les mola.
Y por último está Ciudadanos, el único partido político que lleva 12 años diciendo lo mismo, y diciendo lo mismo en Cataluña y en toda España. Aun sabiendo que ese decir lo mismo le resta votos en el País Vasco y en Navarra, al oponerse al privilegio de los cupos.
Ciudadanos defiende una España unida, sin privilegios de ninguna región sobre las demás, luchando contra la corrupción, contra el adoctrinamiento en la educación, creando los mecanismos necesarios para conseguir un mayor progreso para todos, respetando las ideas de cada uno pero con una premisa clara: todos somos españoles, todos tenemos los mismos derechos y todos tenemos las mismas obligaciones.
Ese discurso, que ha pasado de discurso a los hechos, y se ha podido comprobar en este tiempo, con las propuestas y pactos firmados y cumplidos en toda España, ha calado en la ciudadanía, y le propiciará un buen número de votos, muchos más votos sobre los que ya tuvo, haciéndole crecer más que a nadie, de ahí los nervios en socialistas y populares, que no dudan en insultar, ningunear y mentir sobre el partido y sus dirigentes.
Seguramente que Ciudadanos va a ser el partido no nacionalista más votado en Cataluña. Incluso es muy posible que sea el partido más votado. Inés Arrimadas será la candidata con más votos, estoy seguro que en la circunscripción de Barcelona, la que más votantes tiene, Ciudadanos será el primer partido en número de votos, pero eso no garantizará, desgraciadamente, que sea la próxima presidenta de la Generalitat.
El PP posiblemente sí la apoyase, pero no así el PSOE-PSC, que si obtiene un mejor resultado que en las últimas elecciones autonómicas venderá esa subida como un triunfo incontestable, promoviéndose Iceta como el presidente de consenso que Cataluña necesita, vamos lo que haga falta para tocar pelo.

En fin, como dijo aquél, ya veremos, aún faltan 3 semanas para las elecciones, las cosas pueden evolucionar mucho, la intención de voto variar, y seguro que hay mucho voto oculto que las empresas de encuestas tienen muy difícil valorar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario