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miércoles, 21 de diciembre de 2016

¿Esto es justicia?

Todos los días nos encontramos con diferentes noticias en las que, aunque parezca imposible, la justicia y las leyes están de parte del infractor, del delincuente o, simplemente, del jeta.

Hace pocos días saltó la noticia de una familia de Fuenlabrada que había sido denunciada por los okupas de su propia vivienda cuando los legítimos propietarios recuperaron lo que es suyo, aprovechando la ausencia por vacaciones de los okupas.

¿Cómo es posible que día sí y día también, nos desayunemos con noticias de violadores, ladrones, butroneros, atracadores, estafadores o asesinos que, habiendo sido puestos en libertad tras haber sido detenidos, han vuelto a delinquir?

Todos conocemos distintas asociaciones y ONG´s dedicadas a la defensa de los derechos de los delincuentes, pero conocemos muy pocas que se dediquen a lo contrario, a defender a las víctimas de esos delincuentes. ¿Y porqué no hay asociaciones, salvo las de víctimas del terrorismo, y poco más, dedicadas a defender a las víctimas? La respuesta es sencilla, en un estado de derecho, la defensa de las víctimas, el castigo de los delincuentes y preservar el cumplimiento de las leyes le corresponde al Estado, el cual ha de dotarse de los medios necesarios y adecuados para ello: leyes, policías, jueces, instituciones penitenciarias, etc.

¿Qué es lo que falla entonces en España?  En mi modesta opinión, lo que falla es el concepto mismo de la pena. La pena, según la Constitución Española, tiene varios objetivos: servir de castigo al delincuente, reeducarle, reinsertarle y resarcir a la víctima por el mal injustamente sufrido.

Quienes nos han gobernado durante los últimos 40 años sólo han puesto empeño en la reinserción y reeducación de los delincuentes, sin tener en cuenta que la pena, en su origen, siempre ha estado orientada, principalmente,  para servir de castigo a quien infringe las normas.

Es más, etimológicamente, pena proviene del termino griego poinè, que significa pagar, compensar. Es decir, su origen está en hacer pagar a quién ha infringido una norma, perjudicando con ello a otras personas. Pero en los últimos años, una mal entendida función social de la pena, que pone todo su empeño en la "salvación" del delincuente, ha dejado fuera de su protección a las víctimas, que deben pasar verdaderos calvarios para que les sean reconocidos sus derechos.

No es posible que quien okupa una vivienda, robándole su propiedad a su legítimo propietario, se vea protegido por normas y jueces que hacen prevalecer un supuesto derecho a la inviolabilidad del hogar, sin tener en cuenta si quien ocupa ese hogar tiene derecho a hacerlo. No es de recibo que la víctima de un robo, una violación, una estafa o cualquier otro delito, tenga que soportar como el delincuente sería de él en su propia cara, amparado por las leyes, porque si no sucediera así estaríamos condenando a quien merece todo nuestro respeto. Pero, ¿las víctimas no merecen respeto? 

Las víctimas somos todos, y una sociedad que no se respeta está condenada a fracasar, a dejar de existir como sociedad. 

Igualmente, una sociedad en la que no hay un mínimo de justicia y de seguridad jurídica, está condenada a sufrir la huida de aquéllos que podrían invertir su capital en ella, nadie se juega su dinero sin tener asegurado un sistema jurídico justo que castiga al que lo merece y que protege a quiénes han tenido un comportamiento ejemplar.

Hartos estamos de conocer noticias de corrupción y corruptos que apenas pisan la cárcel están fuera, bien porque los supuestos delitos han prescrito, bien por falta de pruebas, por que se considera que el delito cometido no es de la gravedad suficiente,..., en fin mil excusas para eludir el castigo.

Cuándo los jueces dan por buena la quema de banderas de España y de fotografías del Rey, no están amparando la libertad de expresión, están amparando la manifestación más vil de odio hacia lo que significa la nación española, representada por su bandera y su Jefe de Estado. Y la nación española se organiza en poderes, siendo uno de esos poderes es el judicial. Por lo tanto, los jueces que amparan esas conductas están amparando la destrucción del sistema judicial, del mismo Poder Judicial, como consecuencia de la destrucción de la nación española.

Por ello, si hemos de ver como se permiten esas conductas, ¿qué podemos esperar el resto de ciudadanos? Nada bueno, sólo esperar no tenérnoslas que ver en un juzgado o tribunal para defender nuestros derechos porque llevamos las de perder siempre.

Se hace necesaria una reforma tanto del Código Penal como de la Ley de Enjuiciamiento Criminal que establezcan penas de verdad más duras para los delincuentes, que castiguen de verdad la reincidencia, que protejan a los ciudadanos que se muestran respetuosos con las leyes, haciéndoles entender que la víctima no tiene que avergonzarse de serlo, que no hay que buscar explicaciones al delito, el delincuente lo es porque lo es, nunca la culpa es de la víctima. Si usted tiene una vivienda cerrada porque, con esfuerzo durante toda su vida, ha podido comprar más de una, o porque la heredó, o por la razón legítima que fuera, usted no es culpable de que unos jetas le revienten la puerta, se metan dentro y ningún juez ni tribunal tenga las agallas suficientes para echarles de allí y les de cobijo dónde merecen, en la cárcel.

Si de verdad queremos preservar la nación española a las generaciones venideras debemos empezar por poner los cimientos hoy, y sin un sistema judicial fuerte, serio, severo, justo y que se respete a sí mismo haciéndose valer y cumplir, no hay nada que hacer, ni nos respetaremos nosotros mismos ni nos respetarán los de fuera, abocándonos al fracaso absoluto como nación, como pueblo y como organización.






lunes, 12 de diciembre de 2016

El "problema ¿catalán?"

Casi 40 años tiene la recientemente celebrada Constitución, y en todo este tiempo el mal llamado "problema catalán" no ha dejado de crecer, regenerarse, ampliarse, magnificarse y ocupar buena parte de las preocupaciones de políticos y periodistas.

Pero, ¿porqué llamamos catalán a un problema que afecta a todos los españoles? Simplemente es otra concesión más a los independentistas, instigadores de todo ello.

Hay un amplio grupo de políticos y empresarios catalanes, y también vascos, no los olvidemos, a los que les interesa fomentar todo el tinglado independentista, aprovechando la mediocridad política española y el complejo de culpabilidad e inferioridad que siempre nos ha afectado a la mayoría de españoles.

Ellos no tienen más que esgrimir sus amenazas independentistas para conseguir más y mayores ventajas: más competencias, más financiación, más vista gorda ante el incumplimiento descarado de las leyes vigentes, empezando por la propia Constitución.

Y en esto, una vez más, se han comportado igual tanto PP como PSOE. Por culpa de una ley electoral que premia la representación de partidos de ámbito regional, los dos grandes partidos, cuando no han obtenido mayoría absoluta, no han dudado en echar mano de la chequera, que pagamos todos, para comprar el "imprescindible" apoyo de los independentistas, bajo el pretexto de mantenerlos en el mal llamado nacionalismo moderado (no hay nacionalismos moderados, no hay casi embarazos, o se está o  no se está embarazada, del mismo modo o se es o no se es nacionalista).

Pues bien, PP y PSOE, en lugar de llegar a acuerdos de estado en lo fundamental y dejar gobernar al partido más votado en el resto de cuestiones, han preferido engordar a la bestia, alimentar a la bicha, hacerla partícipe de todo, hacerles creer importantes, cuando no representan, sumados todos los partidos independentistas, más del 5 % del cuerpo electoral de España (y digo España, no estado español, eso lo dejo para aquellos a los que les produce urticaria el término España).

Grave, gravísimo error que vamos a pagar, que estamos pagando todos, en varios frentes y de varias formas: extensión de "sentimientos" nacionalistas dónde nunca los hubo, crecimiento de la indolencia y el envalentonamiento de estos individuos, extensión del pensamiento único en las regiones controladas por nacionalistas, desconfianza de la mayoría de españoles hacia sus políticos, intentos del gobierno de España de turno de comprar la "buena voluntad" de los nacionalistas a base de mayores competencias, mayor financiación y más seguir haciendo la vista gorda con todos sus desmanes, y así en un constante suma y sigue, en una constante espiral sin fin, sin freno, sin sentido y sin el más mínimo pudor, ni por parte de los que chantajean y extorsionan, ni por parte de los que dicen gestionar la situación, por el bien de todos, desde el respeto, ¿respeto a qué, a quiénes? ¿a quiénes no respetan nada? Error tras error, suma de errores.

El primer, el fundamental y principal acuerdo al que deberían llegar PP, PSOE y Ciudadanos es el de un pacto de estado en defensa de la unidad de la nación española. Pacto por el que los 3 partidos firmantes debieran comprometerse a favorecer el gobierno de la lista más votada, comprometerse a no venderse jamás a aquéllos cuyos únicos objetivos son la destrucción de España y su propio interés. 

Un pacto así debería también acometer una reforma, tanto de la Constitución, como de las leyes que fueran necesarias, empezando por la Ley Electoral. Las reformas deberían permitir cerrar, de una vez por todas, las competencias autonómicas y estatales, reservándose el estado una amplia competencia de armonización de algo tan importante como la educación. No se puede consentir que desde la escuela se utilice al sistema educativo como arma de lavado de cerebro de los niños, y eso lo están consintiendo los distintos gobiernos de España sin mover un solo dedo. Debería también acometerse la disposición de una serie de consecuencias, lo más duras y severas posibles, para aplicar a aquellos responsables políticos que incumplan sus obligaciones, la primera respetar las normas, todas, incluida la Constitución de la que emana su situación y el poder que ejercen. Otra medida a adoptar es la reforma de la ley electoral para llevar a cada partido político al lugar que le corresponde en el Congreso de los Diputados. Nada se consigue dándole regalitos a quien no quiere sentirse español, tan sólo alimentar el vicio de seguir pidiendo mientras haya unos tontos que no dejen de dar.

Por último, no podemos esperar ni pretender que nuestros compatriotas en Cataluña o en el País Vasco se conviertan en héroes en la defensa de España y su unidad cuando los propios políticos patrios, a los que pagamos el sueldo, sus prebendas y ventajas no toman las medidas necesarias para atajar el problema de los nacionalismos, y este problema no surgió hace unos meses, lleva creciendo de forma imparable los últimos 40 años, y sin signos de que vaya a dejar de hacerlo, sino más bien todo lo contrario.

Por eso, no comparto aquello de el "problema catalán". El problema es de España, de la falta de orgullo de sentirnos españoles, de la falta de coraje y valentía de la mayoría de nuestros políticos. Un problema de españoles entre españoles.



sábado, 3 de diciembre de 2016

¿Qué es ser liberal?


Este fin de semana se está celebrando en Varsovia (Polonia) el Congreso anual de la asociación de partidos políticos liberales de Europa (ALDE).
 
Ciudadanos es el único partido español, de ámbito nacional, que forma parte de ALDE. Es el único que, en su ideario, defiende el liberalismo como fundamento de su acción política. Pero, ¿qué significa y qué es ser liberal?
 
A mi entender, ser liberal es todo lo contrario de la forma en la que se gobierna España. Ser liberal es dejar que sean los ciudadanos los que tomen sus propias decisiones. Tomarlos como adultos, capaces y responsables, para que sean ellos solos los que decidan que modelo educativo, sanitario, asistencial o de pensiones desean recibir y al que desean contribuir.
 
En mi forma liberal de entender la sociedad, las cargas tributarias, necesarias por otro lado, se reducen al mínimo imprescindible para mantener el estado en funcionamiento y cohesionado, pero liberando a la ciudadanía de la carga de tener que mantener los chiringuitos y negocietes de tantos.
 
Los cargos políticos se reducirían sensiblemente, no es necesario un  Senado con más de 230 miembros para replicar sin más lo que el Congreso ya ha decidido. No es necesario un político rodeado de asesores, necesitamos políticos que no necesiten asesores, porque ellos solos capaces y suficientes para analizar, pensar y decidir.
 
No tendría cabida la corrupción. De ningún tipo ni de ningún orden. Independientemente de la cuantía y del personaje implicado, la corrupción es la mayor falla de nuestra sociedad, nos está costando cantidades ingentes de dinero y recursos. Y no sólo hablo de la corrupción política, también cada uno de nosotros comete o puede cometer actos de corrupción. No declarar todos los ingresos, hacer cobros en dinero negro, ocultar operaciones comerciales para no pagar impuestos,..., todo eso es corrupción. Y desde luego no es una jugada al fisco, es una estafa a la sociedad.
 
En el modelo liberal que yo entiendo, cada ciudadano debe elegir, tiene el derecho pero también el deber de elegir qué tipo de sanidad o de educación quiere: pública o privada, y será él mismo el que sufrague con sus ingresos el modelo que elija, pero no se obligaría a pagar, vía impuestos, unos servicios ineficientes e ineficaces, que en muchos casos no cumplen los principios y objetivos que son su razón de ser.
 
Desde luego, en una sociedad liberal,  cada ciudadano elige qué modelo de pensiones le apetece más para el futuro, aportando parte de sus ingresos a aquella compañía, pública o privada, de su elección, sin que sean además las leyes las que determinen su fecha de jubilación, sino su capacidad de ahorro y su propia decisión.
 
En un estado liberal las normas no se entrometen en la vida de los ciudadanos más allá de lo imprescindible, se deja a cada cual vivir, desarrollarse, crecer, educarse y pensar por sí mismo, en libertad y por la libertad.
 
Y por supuesto, esto no implica que la sociedad de desentienda de los menos favorecidos, de aquellos que necesitan algún tipo de ayuda o apoyo. No, no estoy diciendo eso. Pero lo que no puede es llevarse la supuesta solidaridad al extremo de pretender que poco más que un tercio del país saque adelante a los dos tercios restantes, eso es imposible, inviable y de locos.
 
La historia nos ha enseñado, discursos partidistas al margen, que las sociedades más liberales son las que más deprisa se han desarrollado y las que mayores cotas de prosperidad y bienestar han alcanzado. En Europa hay dos modelos bien diferenciados: uno de países intervencionistas, unas veces más de pseudoiquierda y otras veces más conservadores, como son Italia, Francia, Bélgica, España, Portugal, Grecia y desde luego en su momento todos los del bloque comunista, y otro grupo de países de corte liberal: Dinamarca, Holanda, Alemania, Austria, Irlanda, Lituania, Estonia, Letonia, y otros más.
 
No hace falta explicar que todos los del segundo grupo, los liberales, han sorteado la actual crisis con muchísimos menos estragos que los intervencionistas, con una tasa de paro que roza el pleno empleo, con una renta per cápita más alta y, en el caso de las repúblicas bálticas o Irlanda, pasando de una situación más cercana a la pobreza a otra en la que se han convertido en países prósperos, punteros, competitivos y atractivos para las inversiones, motor de toda economía.
 
Por lo tanto, a la historia y a las pruebas me remito. Muchos cantos de sirena, muchas buenas intenciones, pero al final, lo que hace prosperar a un país son las inversiones, y éstas se producen si hay garantías y condiciones que las aseguren desde el punto de vista político y jurídico, sin riesgos de intervencionismo por parte del político de turno, y a eso solo se llega a través de la política liberal.
 

martes, 1 de noviembre de 2016

Salvemos las pensiones

Desde hace ya muchos años, de forma recurrente y periódica, se dan a conocer datos e informaciones que advierten y, en algunos casos amenazan, del fin del actual sistema de pensiones.

Ya en tiempos de Felipe González en la Presidencia del Gobierno, se recomendaba a los españoles suscribir planes privados de pensiones, ante la falta de perspectivas de futuro del sistema público.

Pero los años han ido pasando y las pensiones de la Seguridad Social siguen existiendo, si bien es verdad que después de haberse llevado a cabo varias reformas del sistema que, según sus impulsores, han asegurado su mantenimiento. Aunque no con la garantía de permanencia necesaria pues, de lo contrario, no sería necesario recordarnos, cada poco tiempo, que el sistema está caduco y condenado a quebrar si no se toman las medidas oportunas.

Hasta ahora las medidas tomadas y las que más suenan como próximas a tomar han consistido, básicamente, en retrasar la edad de jubilación ordinaria y en hacer menos cuantiosa la pensión de jubilación a base de incrementar los años a tener en cuenta para el cálculo de la pensión.

Pero estas medidas son insuficientes cuando, como en la actualidad, no hay siquiera 2 cotizantes por cada pensionista,  (el último dato habla de 1,8 cotizantes por cada pensionista). Además se añade que las cotizaciones de los trabajadores están estancadas o en retroceso, sobre todo en los últimos años de crisis, lo que hace muy difícilmente viable el sistema actual.

La realidad demográfica del país tampoco ayuda lo más mínimo, sino todo lo contrario, se incorporan menos personas al mercado laboral que las que salen de él para cobrar su pensión de jubilación.

Por lo tanto, así las cosas, el futuro de las pensiones públicas, tal cual lo conocemos, es bastante negro y, aunque de vez en cuando nos avisen de ello, lo cierto es que muy pocas personas tienen el valor suficiente de exponer con claridad cuáles son los males y cuáles son los remedios a la situación. Lo fácil es retrasar la edad de jubilación a los 67, 69 ó 70 años, pero eso no cambia la estructura, los fundamentos del sistema, que siguen siendo los mismos, y esas bases del sistema son las que no funcionan porque fueron planificadas en un momento absolutamente distinto al actual, tanto en lo económico, como en lo social o demográfico.

Se intenta mantener una falacia. Que nuestro sistema es de reparto. No, no es de reparto, no al menos del tipo de reparto que nos quieren hacer creer. El sistema actual se nutre, en gran medida de los impuestos, no sólo de las cotizaciones de los trabajadores y empresas. Esas cotizaciones ya no alcanzan para pagar el montante total de las pensiones, por lo tanto, aquello que nos anuncian para un futuro ya ha sucedido, el sistema ha quebrado, los gastos superan a los ingresos, año tras año.


Evolución del número de pensionistas en España



Evolución del número de trabajadores por pensionistas en España


Con estos datos lo único que se puede afrontar es un cambio radical del sistema, desde el actual falso sistema de reparto a un futuro inmediato sistema de capitalización, en el que se fomente la cotización más elevada para todo aquél que pueda.

Las líneas maestras de ese nuevo sistema (nuevo en España, pero para nada nuevo en el mundo, sino todo lo contrario, casi ningún país europeo mantiene el sistema como en España), deberían de ser, a mi modo de ver, las siguientes:


  1. Obligatoriedad de suscribir un seguro de jubilación que cubra, como mínimo la jubilación por edad, por enfermedad o por accidente, así como la baja laboral por enfermedad o accidente.
  2. El seguro no tiene porque ser público, dando entrada a las aseguradoras y entidades privadas, promoviendo con ello la competencia y la excelencia.
  3. No tiene porqué haber una edad mínima de jubilación, cada cual podría jubilarse cuando hubiera alcanzado lo suficiente para vivir con la pensión. Esto que parece tan utópico funciona en países como Chile, y funciona bien.
  4. El Estado debe crear un mecanismo de control y supervisión ágil y eficaz de todo el sistema.
  5. Para aquellos casos en los que se produzcan situaciones de insuficiencia en cuanto a la pensión generada sería el Estado, a través de los presupuestos, quien garantizaría la cobertura mínima razonable.
En este sistema sería básico el buen funcionamiento de los mecanismos de supervisión, para evitar tanto la mala gestión de los fondos de pensiones como el fraude por parte de los cotizantes que quisieran evitar cotizar más a la espera de recibir del estado, en el momento de la jubilación, el complemento que se estableciera. Los medios actuales deben permitir realizar esa labor sin demasiados problemas, con la planificación y personal suficientes y adecuados.

Pocos se atreven a llamar a las cosas por su nombre, pocos se atreven a arremeter contra este supuesto sistema de reparto, rindiendo así sumisión a la tan cacareada política social, pero ¿qué hay más social que asegurar un sistema de pensiones que permita a las personas tener una vejez tranquila y sin sobresaltos?

No decir la verdad, no llamar a las cosas por su nombre, no querer ver el problema que tenemos ni las soluciones que lo resolverían es alargar la agonía de un sistema muerto. Cuanto más tardemos en arreglarlo mucho peor será el problema y mayor el riesgo de que nos estalle en las manos.

jueves, 8 de septiembre de 2016

Pablo Iglesias S.A.

Han salido publicadas hoy en los medios de comunicación las declaraciones de bienes de los miembros del Congreso de los Diputados. Todo dentro de la normalidad.

Lo que me llama la atención son los ingresos y patrimonio que declaran algunos de ellos. Por ejemplo, la declaración de Pablo Iglesias, Secretario General de Podemos, a mi personalmente me produce, cuándo menos, sorpresa.

El Sr. Iglesias declara ingresos por varios conceptos: como Diputado en el Parlamento Europeo, como dirigente de Podemos, como miembro de la Universidad Complutense y derechos de autor y presentador de televisión. Todo ello sumó aproximadamente unos ingresos anuales de 120.000 €, o lo que es lo mismo, 10.000 € mensuales. Y ademas, afirma el Sr. Iglesias tener depósitos bancarios por valor de 125.000 €.

No me parece mal que la gente, gracias a su esfuerzo, a sus conocimientos y a su trabajo, pueda aumentar sus ingresos, mejorar su patrimonio y ascender dentro de la llamada pirámide social. Lo que ya no comparto es que, quien se autocalifica como uno de los de abajo que va a por los de arriba, resulta estar muy arriba, mucho más de lo que está el tipo medio de sus votantes.

El sueldo medio en España en 2015 se ha calculado en 26.259 € al año, o lo que es lo mismo, 2.188 € mensuales, casi 5 veces menos de lo que declara Pablo Iglesias también para 2015. ¿Esto le hace perder legitimidad como representante político? No por si mismo, pero sí le hace quedar como un perfecto mentiroso. Un político falso y que tan sólo pretende vender imagen, la imagen que se ha fabricado de sí mismo.

Pablo Iglesias vive bien, muy bien, a pesar de las camisas arrugadas y los pantalones 2 tallas grandes. A pesar de la coleta mal recogida. Vive mucho mejor que la inmensa mayoría de los españoles. No es el paria que intenta representar, no tiene nada que envidiar al Presidente del Gobierno, a Pedro Sánchez o a Albert Rivera, sólo por comentar los más conocidos.

Debería ser menos mentiroso, menos dedicado al postureo y más a explicar su inexplicable programa político, basado en el populismo y en la profusión de medidas de cara a la galería de aquéllos que están dispuestos a creer que el maná lo tenemos en los grifos de casa.

Las medidas que Podemos propone no hay país que las aguante, pero a quien tiene el riñón bien cubierto poco le importa si el resto de la sociedad acaban pagando una deuda descomunal por el resto de su vida, sin posibilidad de invertir y crear riqueza, condenados a pagar unos intereses generados por una pandilla de hijos de papá, acostumbrados a tener cuánto se les antoja, con fuertes ingresos, con buen patrimonio y con el futuro laboral asegurado.

La realidad a la que dicen representar no la conocen. Trabajar 10 ó 12 horas diarias por sueldos que no alcanzan ni los 1000 € no lo conocen. Sacar adelante una familia con esos ingresos, pagando hipoteca o alquiler, suministros, gastos escolares, ropa, transporte y con la inquietud de no saber si cobrará a fin de mes o si será o no despedido, no lo conocen. Y mucho menos conocen vivir de un subsidio, si es que lo hay, tras años de paro.

Algunos de estos, que se las dan de defensores de los más desfavorecidos de la sociedad, son incapaces de moverse sin vehículo, a ser posible oficial, viajan en primera, hacen viajes que muchos otros no pueden ni soñar.

Por lo tanto, algunos deberían aplicarse eso de "menos predicar y más dar trigo". 

martes, 6 de septiembre de 2016

Pedro Sánchez y las rondas

Ayer, desde el PSOE se anunció el inicio de una "ronda de contactos" con todos los representantes del resto de partidos políticos con representación parlamentaria, excepto con Bildu, para explorar la posibilidad de formar una alternativa de gobierno.

Poco después de hacer el anuncio, desde el PSOE se apresuraron a explicar que, a pesar de esa ronda que pretendía iniciar su líder, Pedro Sánchez no tiene intención de postularse como candidato a la Presidencia del Gobierno.

Y si esto es así, si realmente Pedro Sánchez no va a intentar su investidura, ¿para qué hace va a hacer esa ronda?

Pues sólo se me ocurre una razón: SUPERVIVIENCIA.

Pedro Sánchez sabe que no es líder para el PSOE, sabe que desde los varones regionales de su partido, como Emiliano García Page, Guillermo Fernández Vara y, sobre todo, Susana Díaz, que desde su atalaya andaluza está esperando a que sea convocado el Congreso del partido para optar a la Secretaría General, cargo que se llevará de calle, sin ninguna duda, relegando al olvido a Pedro Sánchez, el líder socialista que ostenta el triste record de llevar, por dos veces a su partido, a las cotas más bajas jamás conocidas.

Pedro Sánchez no es líder para el PSOE, no creo que pudiera liderar ni la más ínfima asociación vecinal, carece de carisma, de ideas y de proyecto. Un líder político debe ser recordado y valorado por sus ideas, por sus proyectos, por las soluciones que pueda aportar a los problemas de la sociedad a la que pretende representar, pero Pedro Sánchez sólo aporta una cosa: su figura, su pose, su pretendida belleza, pero eso no es aval para quién pretende liderar los designios de un país.

Así que, la supuesta ronda de contactos, que puede ser cualquier cosa menos precisamente lo que Pedro Sánchez dice que es, no queda en más que un postureo barato a costa de la incertidumbre política, con el único objetivo de darse una prórroga más, porque entre llamadas y rellamadas, entre conversaciones y entrevistas, el tiempo va pasando, se acercará el final del período constitucional de 2 meses para la convocatoria de unas nuevas elecciones, y él, Pedro "el guapo", seguirá liderando un partido desnortado, sin ideas, sin proyecto ni programa. Un partido que dice cada día y en cada lugar de España una cosa distinta, siempre dispuesto a contentar a quiénes odian España, a quiénes quieren destruirla y acabar con la nación más antigua de Europa, y todo por no reconocer que, aunque de ideas distintas, también hay buenos españoles en partidos de centro-derecha. 

Pero eso a Pedro Sánchez no le importa, siempre que su liderazgo y su escaño estén asegurados, siempre que pueda seguir vendiendo un enfrentamiento entre una mitad de España con la otra mitad, del que obtener rendimiento político, lo demás no le importa.

Y es que, como ya dije antes, ser más o menos agraciado físicamente no es aval para liderar nada, salvo un concurso de belleza.

lunes, 5 de septiembre de 2016

Sufragio pasivo universal ¿un derecho personal o una rémora social?

Desde que tuvieron lugar las revoluciones políticas liberales del siglo XIX y, sobre todo, desde el constitucionalismo europeo del siglo XX, se ha extendido por todas las democracias occidentales, el derecho al sufragio pasivo universal, de tal modo que, cualquier persona mayor de edad, y que no haya sido condenada por determinados delitos o incapacitada legalmente, podrá ser candidato en unas elecciones de carácter político.

De este modo, cualquiera puede llegar a ser Concejal, Alcalde, Presidente de Comunidad Autónoma, Consejero, Diputado, Senador o Presidente del Gobierno.

Y esto, que habitualmente se explica como una gran virtud de la democracia, también puede ser catalogado como una rémora para la sociedad. El sufragio pasivo universal fue un auténtico logro, una avance sin discusión, en una sociedad en la que amplísimas capas de la misma carecían de la más básica formación, superando el sufragio censitario en el que sólo los poderosos tenían acceso a la gestión de los asuntos públicos, promoviendo la endogamia política, pero en pleno siglo XXI no es de recibo que el conserje que le abre la puerta al Alcalde cada mañana tenga que pasar un proceso selectivo, una oposición, en la que, entre otras cuestiones, debe demostrar unos conocimientos mínimos de Derecho Constitucional, de Derecho Administrativo y de Procedimiento Administrativo, mientras que el Alcalde al que franquea el paso lo es sin necesidad de haber demostrado ningún conocimiento apropiado para el cargo, ninguna experiencia previa, nada, tan solo haber sido colocado en el lugar adecuado de una lista electoral.

Si unimos lo anterior al hecho de que las listas electorales son cerradas y bloqueadas (salvo en el caso del Senado), ello explica en parte la manifiesta incapacidad de algunos de los cargos políticos que nos representan y gestionan.

Vivimos en el año 2016, en Europa. El nivel de vida, en líneas generales, es bastante aceptable, cualquier persona de cualquier clase social (con excepciones sobre las que habrá que actuar para corregirlas), puede acceder a cualquier nivel de estudios y formación, sólo hacen falta interés, ganas, tesón y esfuerzo. Por lo tanto, del mismo modo que para servir los asuntos públicos como funcionario, se exigen, en función del puesto al que se opta, una titulación mínima para poder acceder a la oposición y, después, demostrar unos conocimientos mínimos y en competición con otras muchas personas, del mismo modo,digo, quiénes opten a ocupar puestos de carácter político, representando a la sociedad o gestionando asuntos públicos desde puestos políticos, deberían demostrar unos conocimientos mínimos que, aunque no puedan garantizar que la gestión y la toma de decisiones puedan absolutamente correctas, sí que al menos podrían evitar que personas cuyos únicos méritos son ser lo suficientemente "pelotas" como para que el órgano correspondiente de su partido les coloque en un lugar privilegiado de las listas, accedan a gestionar asuntos de tanta trascendencia.

Sé que este es un tema muy controvertido, que muchas personas no estarán de acuerdo con lo que planteo pero, sinceramente pienso que cualquier no puede ser candidato a ciertos cargos, cualquiera no está capacitado para ser Alcalde, Consejero, Ministro, Presidente del Gobierno o Diputado.

El político no puede ser un político profesional, sino un profesional que quiera dedicarse por un tiempo a la política. El candidato debe de ser además alguien elegido de verdad por los ciudadanos y no una persona elegida por la dirección de su partido para formar parte de una lista en la que los electores solo podemos elegirla en su conjunto o no, sin alterarla, sin modificarla, sin excluir o incluir a nadie.

Creo que una combinación de exigencia mínima de conocimientos y experiencia previa, junto con listas abiertas y desbloqueadas daría oxigeno a un sistema electoral y a una democracia que no están en manos de los ciudadanos, sino en manos de los cuadros directivos de los partidos.

Si no puedo elegir a quién voto, realmente no puedo elegir. Y si los candidatos no pueden acreditar unos conocimientos, una formación, una experiencia que les capacite, al menos mínimamente para gestionar lo público, lo que es de todos, para tomar decisiones que afectarán a la vida de millones de personas, entonces no nos estamos asegurando de ser gobernados por los mejores sino, en muchos casos, por los más trepa de cada partido.


viernes, 2 de septiembre de 2016

No es no también para usted, Sr. Sánchez


Pedro Sánchez, actual Secretario General del PSOE, ha repetido hasta la saciedad la frase: "no es no, Sr. Rajoy".

Pues bien, no es no, Sr. Sánchez, y la ciudadanía le ha dicho no por dos veces en séis meses. Todo lo que Pedro Sánchez está consiguiendo con su negativa a sentarse a negociar es colocar a su partido en la peor situación política de su historia, llena de ambigüedades y ejerciendo en la práctica de auténtico tapón, capaz de colapsar la situación política e institucional de España.

A mi me importa un pito la situación del PSOE, no es mi partido, nunca lo ha sido, y he estado en desacuerdo con muchas de las medidas y políticas que han llevado a cabo, pero lo que no le puedo perdonar al PSOE actual es su falta total de responsabilidad, su absoluta abdicación del papel en que las urnas le han colocado.

Nadie decente, honrado y responsable puede estar de acuerdo con la corrupción y con los corruptos, nadie. Pero ello no puede ser el parapeto tras el que colocarse para no asumir las responsabilidades que a cada uno le corresponden, en primer lugar porque no es, precisamente el PSOE, un partido que pueda sacar pecho presumiendo de la honradez de todos sus cargos electos. 

No hace falta recordar la multitud de casos de corrupción, tramas y entramados que han salpicado al Partido Socialista en todos y cada uno de los rincones de España: Filesa, Malesa, Times Sport, BOE, Banco de España, Ibercorp, RTVE, Guardia Civil, fondos reservados, AVE, hermanos Guerra, Limusa, MercaSevilla, ERE, cursos de formación, tarjetas black, y un largo etcétera que no reproduzco por no cansar.

Son casos de corrupción que abarcan desde finales de los años 80 hasta la actualidad, repartidos por toda la geografía española, de más y menos envergadura, pero todos con  un denominador común, personas vinculadas al PSOE estaban detrás.

Cierto es que en el PP hay corruptos, hay casos de corrupción, se han descubierto auténticas tramas de conseguidores y amañadores de contratos públicos a cambio de financiación, particular y del partido, pero no es menos cierto que exactamente lo mismo ocurre en las filas socialistas, por lo que tanto el argumento de que con Rajoy y el Partido Popular no pueden ni plantearse, tan siquiera, llegar a algún tipo de acuerdo o facilitar la investidura de Mariano Rajoy como Presidente del Gobierno, a mi no me vale.

Otro de los argumentos utilizados para afirmar aquello de que no es no, es que el Partido Popular es líder en recortes sociales. Falso, el PSOE de Zapatero aprobó la batería de medidas de recorte de gasto público más importante de la historia de España. Esta es una lista con los 18 principales recortes aprobados por el gobierno de Zapatero (obtenidos de la página web ecorepublicano.es):

1. La disminución de las retribuciones de los empleados públicos en 2010 y su congelación en 2011.
2. Congelación de las pensiones.
3. La eliminación de las posibilidades de jubilación parcial.
4. La eliminación del cheque-bebé a partir de 1 de enero de 2011, lo que implica junto a otros recortes menores una disminución de las prestaciones familiares de la Seguridad Social del -8,9%.
5. La pérdida del derecho a la retroactividad para las prestaciones de la Ley de Dependencia.
6. La exigencia de recorte del déficit hasta el 1,1% a las CC.AA. y del equilibrio presupuestario a los Ayuntamientos, que generará un recorte del gasto social en las competencias que ambas instituciones ejercen como, por ejemplo, está ocurriendo en Cataluña.
7. La disminución de la ayuda al desarrollo.
8. Reforma del Sistema Público de Pensiones. “El impacto agregado de la reforma se evalúa en un ahorro de 1,4% del PIB en 2030, 2,8% en 2040 y 3,5% en 2050. 
9. Aplicación de la tasa de reposición de sólo 1 por cada 10 empleados públicos que se jubilen. Esto supone que, al final del 2013 la disminución de empleados públicos en los servicios sociales habrá disminuido en torno al 10%, empeorándose así la calidad del servicio.
10. Reducción de los programas de ayuda en la vivienda, especialmente la limitación de la desgravación fiscal para la adquisición de viviendas pero también la promoción de las viviendas protegidas y la rehabilitación. En este último caso en un -19,3%. En conjunto “se valora en 0,3 puntos de PIB el recorte del gasto asociado”. 
11. Reducción del gasto en Sanidad en un 8,2% en los PGE de 2011 con relación a 2010.
12. Reducción del gasto en protección de desempleo del 1,6%. 
13. Los gastos en políticas de Empleo, donde se inscriben las políticas activas de empleo, experimentan un recorte del 5,5% 
14. Retraso en la aplicación de la ampliación del Permiso de Paternidad (recorte de unos 200 millones de euros) y recorte del conjunto de ayudas por Paternidad, Maternidad, riesgos del embarazo: -11%.
15. Recorte de las prestaciones por incapacidad temporal: -4,9%.
16. Recorte del Presupuesto para la aplicación de la Ley de Dependencia en un 5,4% 
17. Recorte del gasto en las políticas de Promoción Social (igualdad, violencia de género, juventud): - 8,8%.
18. Recorte de gastos en educación: 8,1%.

La cuantificación de los recortes en gasto público asciende, aproximadamente, a 78.000 millones de euros desde 2009, teniendo en cuenta que las cuantías destinadas a pensiones, intereses de la deuda y energía se han incrementado en 47.000 millones que han tenido que ser "compensados" con recortes en otras partidas. Y estos recortes los han aprobado y acometido tanto gobiernos del PSOE como del PP.

Sin entrar a valorar la bondad, necesidad o perversión de los recortes, lo que es una evidencia que no soporta discusión es que el PSOE también ha recortado gasto social, y lo ha hecho en muy grandes cuantías, repito, la mayoría de los expertos califican a los recortes aprobados por el gobierno del Sr. Zapatero como los mayores de la historia de España.

Por lo tanto, el segundo argumento que esgrime Pedro Sánchez para negarle el pan y la sal al PP se cae por su propio peso. El Sr. Sánchez no puede acusar al PP de hacer algo que no fue más que lo que ya hizo el PSOE.

Entonces, ¿porqué el PSOE toma la postura actual? En mi modesta opinión esta postura es el resultado de la reiteración durante tantos años, por parte del PSOE, de la idea de que el PP es la extrema derecha, el coco político, los nietos de los franquistas y poco menos que puede verse el azufre saliendo por sus poros.

Esa idea, repetida en el tiempo por todos los cuadros de mando del PSOE ha calado en sus simpatizantes y electorado y ahora es muy difícil y costoso políticamente, teniendo a su izquierda a PODEMOS, darle la vuelta al calcetín, para negociar y pactar con quienes se han hartado de acusar de ser el mismísimo demonio.

Lo peor de todo es que las consecuencias de esa errónea e irresponsable estrategia política la estamos pagando todos los españoles, por eso Sr. Sánchez, no es no, también para usted. No siga por este camino, no nos condene a limbo político, no haga más daño al país, y si todo eso le importa poco, no haga más daño a su partido.

viernes, 12 de agosto de 2016

La necesidad de que el voto de todos valga lo mismo


El pasado martes, Albert Rivera anunció, entre otras condiciones previas que el PP deberá aceptar para comenzar una negociación para alcanzar un pacto de investidura, la modificación de la Ley Orgánica 5/1985, de 19 de junio, del Régimen Electoral General, (LOREG), para que el voto de cada español valga lo mismo en cualquier lugar de España.

La importancia de esta premisa radica en que, en España, y en virtud de una intencionada interpretación torticera de la Constitución, no valen lo mismo los votos emitidos en Madrid que los emitidos en Teruel, por por poner dos ejemplos.

¿Y porqué ello es posible? Sencillamente porque las provincias menos pobladas están sobre representadas "gracias" a la distribución de Diputados por las distintas provincias que se hace en el artículo 162 de la LOREG:

Artículo 162
1. El Congreso está formado por trescientos cincuenta Diputados.
2. A cada provincia le corresponde un mínimo inicial de dos Diputados. Las poblaciones de Ceuta y Melilla están representadas cada una de ellas por un Diputado.
3. Los doscientos cuarenta y ocho Diputados restantes se distribuyen entre las provincias en proporción a su población, conforme al siguiente procedimiento:
  • a) Se obtiene una cuota de reparto resultante de dividir por doscientos cuarenta y ocho la cifra total de la población de derecho de las provincias peninsulares e insulares.
  • b) Se adjudican a cada provincia tantos Diputados como resulten, en números enteros, de dividir la población de derecho provincial por la cuota de reparto.
  • c) Los Diputados restantes se distribuyen asignando uno a cada una de las provincias cuyo cociente, obtenido conforme al apartado anterior, tenga una fracción decimal mayor.
4. El Decreto de convocatoria debe especificar el número de Diputados a elegir en cada circunscripción, de acuerdo con lo dispuesto en este artículo.

De la lectura de tan farragoso artículo, desde luego no redactado para ser entendido con facilidad, se extraen algunas conclusiones como:

En todas las provincias se eligen, al menos, 2 diputados para el Congreso, independientemente de su población, y uno más por Ceuta y por Melilla, lo que suman 102 diputados.
Los restantes 248 diputados, hasta los 350 actuales, se intentan repartir de un modo proporcionado a la población provincial.
La trampa reside en que antes de ese reparto proporcional se han asignado "ex lege" 102 puestos, independientemente de si la población provincial es de 100.000 personas o 6.000.000. Eso desvirtúa por completo la segunda parte de la asignación de diputados, haciendo que como de todos es conocido, sea muchísimo más "caro" obtener un puesto de diputado por unas circunscripciones que por otras.
Este pernicioso sistema fue diseñado así por dos razones fundamentales: blindar el Parlamento a los dos grandes partidos, y favorecer a los partidos regionalistas y nacionalistas que, de este modo, al tener sus votos concentrados en menos circunscripciones electorales obtienen unos resultados en cuanto a número de diputados mucho mejores a los que realmente merecerían teniendo en cuenta el número real de españoles que les han votado.

¿Cómo cambiar esto y hacer de verdad el sistema electoral democrático? Muy sencillo, modificando la LOREG, con la aprobación de la mayoría absoluta de los miembros del Congreso para hacer que, de verdad, esto empiece a parecerse a una democracia. Para que el voto de quiénes vivimos en provincias muy pobladas no valga hasta siete veces menos que los votos emitidos en las provincias menos pobladas. 
Y porque lo contrario, mantener la situación actual, es tanto como contradecir el famoso artículo 14 de la Constitución Española: Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.
Yo no me siento igual que otros, no soy tratado igual que otros, y además ocurre en algo tan fundamental como a la hora de elegir a quiénes tendrán que conformar la mayoría para sostener un Gobierno y legislar.

Casi nada.







domingo, 7 de agosto de 2016

Porqué el PSOE no desbloquea la situación

El panorama político español continua en situación de bloqueo.

Algunas cosas son evidentes: el Partido Popular ganó de nuevo las elecciones, y no sólo eso, sino que además mejoró su resultado con respecto a diciembre de 2015, es más es el único de los 4 grandes partidos que lo hizo, si tenemos en cuenta que la coalición Unidos-Podemos obtuvo el mismo resultado que la suma de Podemos e Izquierda Unida en diciembre de 2015.

Y después de 2 elecciones y de prácticamente un año sin tomar grandes decisiones, salvo la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para 2016, ¿qué se puede hacer?

Pues se puede hacer lo que Ciudadanos se ha comprometido a hacer, no votar a favor de la investidura de Mariano Rajoy, pero tampoco votar en contra, en resumen, desbloquear la situación, y el único que puede hacerlo, y debería hacerlo, es el PSOE.

Descartada la opción de que Unidos-Podemos "tolere" un gobierno del PP, y tras el compromiso de Ciudadanos, tan sólo queda la opción de apelar al sentido de estado y de la responsabilidad del PSOE.

Dentro del propio PSOE son muchas las voces de antiguos responsables y dirigentes, incluido Felipe González, que abogan por un cambio en la postura del Partido Socialista, que desbloqueé la situación y dé paso al comienzo de una nueva legislatura, incluyendo en esta corriente a algunos "barones" regionales como Fernández Vara como más destacadamente locuaz. 

Siendo esto así, ¿porqué los actuales dirigentes del PSOE se mantienen inamovibles en su postura? Sencillamente porque no tienen otra cosa que hacer que tratar, por todos los medios, que llegar al poder, alcanzar los sillones de mando, empezando por Pedro Sánchez. Es fácil hablar de ceder el paso a otros, de renunciar al poder, cuando quiénes lo dicen ya lo hicieron, lo difícil es hacerlo cuando nunca se llegó al objetivo, y cuándo ese objetivo aparece cada día más lejano y difícil.

Pedro Sánchez necesita asegurarse el futuro, dentro del partido lo primero, y de cara a la sociedad después. No puede enfrentarse a la situación de pasar por la Secretaría General del PSOE atesorando los dos peores resultados electorales de su historia, habiendo alimentado a un grupo político a su izquierda que, día a día, le resta apoyos electorales, sin un discurso único en toda España, con "barones" regionales que podrían ser calificados, al menos, como díscolos, y todo esto sin asegurar su futuro personal, demasiados fracasos a demasiada corta edad y sin aportar ninguna experiencia de gobierno, de gestión, de ostentación de poder. Escaso curriculum.

En el PSOE deberían comenzar por clarificar la situación de su Secretario General quién, día sí día también, se desayuna con el supuesto desembarco de Susana Díaz en Ferraz. Una vez desbloqueada la situación de la Secretaría General del PSOE será mucho más fácil que, quién quiera que la ostente, tome la decisión que muchos esperamos: desbloquear la situación, permitir un gobierno que dé inicio a la legislatura y que el PSOE encabece la oposición a dicho gobierno, por que para que haya oposición primero tiene que haber gobierno, y las urnas han dado como resultado que el PSOE debe estar en la oposición.

Pero la situación urge, y España no puede esperar a que se arreglen las cuitas internas de un partido político que, por muy importante que sea, su representatividad en el Congreso no alcanza si quiera el 25 % de sus miembros.


domingo, 15 de mayo de 2016

El día de la marmota o de porqué tenemos que volver a votar

Después del resultado habido en las elecciones generales celebradas el pasado día 20 de diciembre de 2015, era muy evidente que la formación del nuevo gobierno requeriría de la buena voluntad y generosidad de los principales actores políticos del país.

Por lo tanto y, a sensu contrario, si faltaban las dosis necesarias de buena voluntad y generosidad, los españoles nos veríamos, como nos vemos, obligados a votar de nuevo y, aunque se dice que unas elecciones son la fiesta de la democracia, corremos el riesgo de acabar con una resaca del 15 después de tanta fiesta.

Teniendo entonces todos tan claro cuáles eran los ingredientes necesarios para cocinar un gobierno, no digo bueno o malo, digo un gobierno, ¿por qué han faltado los ingredientes precisos? Mi respuesta es esta: tactismo político y los verdaderos objetivos de cada uno.

Parece evidente que los únicos partidos con el apoyo en las urnas necesario para poder condicionar la formación de un gobierno tras las elecciones del pasado 20 de diciembre son el Partido Popular, el PSOE, Podemos y Ciudadanos, pero ¿son los 4 igual de responsables de que casi 6 meses después no se haya podido formar gobierno?

A esta pregunta la respuesta es no. No son igual de responsables aquellos partidos que, cada uno desde su óptica, con su programa, con sus objetivos y con su ideario, han intentado, sinceramente, con buena voluntad y con generosidad, alcanzar un acuerdo con otras fuerzas políticas que, evidentemente, no piensan igual ni tienen la misma forma de entender la sociedad y el papel del Estado en ella, pero que han comprendido que por el bien de España y de los españoles la situación de bloqueo no se podía perpetuar. De esta actitud surgió el pacto suscrito por PSOE y Ciudadanos, buen punto de partida para poder negociar y pactar con otros partidos.

El segundo grupo de partidos ha sido el formado por aquellos que, o bien prefieren dejar pasar el tiempo, por aquello de que "después de la tormenta siempre llega la calma", y la de aquéllos otros que, con una idea completamente antagónica, pretenden aquello de "a río revuelto, ganancia de pescadores".

El primer grupo, el de la generosidad, sentido de estado, buena voluntad y sinceridad ha estado conformado por PSOE y Ciudadanos. El segundo grupo lo han formado el Partido Popular y Podemos.

El Sr. Rajoy se ha negado a sentarse a negociar con nadie. Ciudadanos le ha invitado en numerosas ocasiones ha hacerlo, sin que haya podido obtener respuesta en ninguna. El Sr. Rajoy ha declinado, ¡por dos veces! presentarse a la votación de investidura tratando de lograr la confianza del Congreso. El Sr. Rajoy ha realizado una lectura torticera de la Constitución Española y de la Ley Orgánica  5/1985, de 19 de junio, del Régimen Electoral General.

Y digo lectura torticera por que nuestro sistema, el que diseña la Constitución y regula nuestra legislación, es un sistema parlamentario, no presidencialista, por el cual los electores no elegimos al Presidente del Gobierno, sino que elegimos representantes, a través de listas presentadas por partidos políticos o agrupaciones de electores, sin que podamos ni tan siquiera descartar a aquellos candidatos que no nos merezcan la confianza suficiente.

En este sistema son los Diputados electos los que eligen al Presidente del Gobierno, otorgándole su confianza. Por lo tanto, el partido político que obtiene más representantes (es decir, más Diputados), partirá con cierta ventaja para conseguir que su candidato sea finalmente elegido Presidente, pero no le garantiza dicha elección, la elección hay que ganársela, y se gana a través de la confianza de la mayoría de los Diputados del Congreso.

Por lo tanto, el Sr. Rajoy  con su actitud, sólo ha conseguido hacernos perder 6 meses, a todos, incluidos sus propios votantes, porque si de verdad quería presidir el Gobierno de España, debería haberse puesto manos a la obra, como otros sí hicieron, y tratar de lograr la confianza mayoritaria del Congreso.

Su inmovilismo, su pasotismo, su dejar pasar el tiempo, ha tenido la cutre recompensa de presidir un gobierno en funciones y le ha dado además la coartada de culpar a los demás partidos políticos por no entregarle su confianza en masa, a un solo grito, como un solo hombre.

Pero en un régimen parlamentario, con diversidad de opciones políticas, la confianza hay que ganársela con un programa, con la propuesta de medidas, con actitud, con respeto, con generosidad, con sentido de estado y con sinceridad. De todo eso carece el Sr. Rajoy. Su meta es mantenerse en La Moncloa, como sea, incluso presidiendo un gobierno en funciones, también le sirve.

En el mismo grupo, pero por motivos distintos, ha estado Podemos. El partido que se erigía como el depositario de la exigencia de cambio esgrimida por una parte de la sociedad tan solo pretende cambiar nombres, no sólo los de las calles, sino los de los cargos, esos son los nombres que más les importan. Me atrevería a decir que son de verdad los únicos que les importan.

Pablo Iglesias no tuvo reparos en comparecer ante los medios, a la vez que Pedro Sánchez se entrevistaba con S.M. el Rey, y lanzar a los 4 vientos su propuesta de gobierno y, para sorpresa de muchos, esa propuesta no era una enumeración, más o menos larga, más o menos utópica, de medidas o e proyectos, no. La propuesta tan solo contenía los nombres de los futuros ministros, con denominación de ministerio incluida.

A eso lo llaman nueva política y, ciertamente, lo es. Hasta ahora no se había producido nunca un hecho similar. Otra cosa es que esa nueva forma de hacer política no es la que muchos de los votantes de Podemos esperaban.

Podemos, dirigido por el Sr. Pablo Iglesias, ha visto una oportunidad de seguir manipulando a las masas a través de la demagogia, la mentira y el discurso zafio para seguir incrementando su resultado electoral, a costa incluso de quiénes hasta hace poco, eran acusados de representar la vieja política, como eran tratados los miembros de IU por los que ahora se han convertido en sus "generosos" compañeros de viaje.

Y vistos los resultados que están teniendo las políticas que defiende Podemos, en países como Venezuela o Grecia, más nos vale que los otros 3 grandes partidos tengan, esta vez todos, la suficiente cintura, generosidad, altura de miras, sentido de estado y sinceridad, para evitar que Podemos llegue al poder. 

Para eso sirve un sistema parlamentario.

jueves, 28 de abril de 2016

Educación. Esa gran desconocida II

En una entrada anterior realicé una breve exposición en la que, de forma resumida, concluía con el diagnóstico por todos compartido: la educación  en España hace aguas.

En este nuevo artículo pretendo, desde la modestia de mi posición y conocimientos, proponer una serie de medidas que creo, sinceramente, que redundarían en una mejora del nivel educativo y de aprovechamiento de los alumnos.

Las medidas a acometer deberían formar parte de un gran Pacto Nacional por la Educación, por el cuál, los partidos políticos con implantación nacional, y aquellos otros que quisieran sumarse, se comprometieran a dar a ese pacto una garantía de duración en el tiempo, sin realizar sobre sus líneas maestras más que pequeños ajustes, necesarios para adaptarlo a la realidad del momento y para corregir las deficiencias que fueran aflorando a lo largo de su aplicación, pero que supusiera sacar de la discusión política algo tan importante como la educación y la formación de las generaciones futuras, aquéllas sobre las que, no lo olvidemos, recaerá la responsabilidad de tirar para adelante con España.

Las medidas que creo que deberían formar parte de ese proceso de mejora de la educación serían las siguientes:

1. Valorar la labor docente y al profesorado como merecen. Actualmente, las escuelas de magisterio son las más "baratas" en cuanto a puntuación se refiere para su acceso. Hay que revertir esa situación, haciendo que quienes se decidan por la labor docente sean personas con una capacidad intelectual más alta, con mayor grado de motivación y desde luego, de vocación.

2. Como complemento a lo anterior, se deben mejorar las retribuciones del profesorado para asegurar contar con los mejores. No puede seguir ocurriendo que la enseñanza sea una especie de última salida de quiénes "no sirven para otra cosa".

3. Por el lado del alumnado, se debe hacer primar la cultura del esfuerzo, de tal forma que dicho esfuerzo se vea recompensado con resultados académicos, y a la inversa, quien no logre los niveles mínimos de excelencia que se determinen no podrá alcanzar los mismos resultados.
Es evidente que el proceso educativo debe servir para preparar a los jóvenes para vivir en el mundo actual. Las relaciones humanas, incluidas las laborales, son competitivas, y creo firmemente que así deben seguir siendo por el bien del progreso, tanto del individuo como de la sociedad en su conjunto. Pues bien, en el sistema educativo se debe comenzar a preparar a los alumnos para ese mundo y su competitividad. Sin crear traumas, sin suponer una losa que acabe lastrando al alumno, pero sí suponiendo diferentes consecuencias para quiénes obtienen diferentes resultados.
Se debe desmitificar la recurrente idea de que los niños y jóvenes pueden quedar traumatizados a consecuencia de la posible comparación de los resultados de unos y otros porque, dicha idea, aplicada en los últimos años supone que, quiénes realmente tienen capacidad y aptitud para obtener mejores resultados académicos, para aprender más y acumular mayores conocimientos, se ven lastrados por el otro grupo, el de aquéllos cuya capacidad es distinta.

4. De la mano de lo anterior, se debe crear una verdadera formación profesional, atractiva, moderna, adaptada a las necesidades del mundo empresarial y profesional. Una formación profesional que sea de verdad una alternativa a los estudios universitarios, pero sin confundirla con una especie de aparcamiento de los peor dotados para el estudio. Se debe abandonar ese estereotipo de que a la formación profesional sólo va quién no vale para otra cosa. A la formación profesional debe acudir todo aquel que quiera acceder al mercado laboral en condiciones óptimas para obtener un puesto cualificado, con una formación solvente, adaptada a las necesidades reales y con la que se obtengan unos conocimientos generales que le permitan desenvolverse en todas las facetas de la vida. Como complemento a lo anterior debe dotarse a los centros de enseñanza secundaria obligatoria de los medios humanos y técnicos suficientes para que verdaderos departamentos de orientación, ayuden a los padres y alumnos a elegir su futuro, decantándose por aquellas opciones más acordes a su valía, inquietudes y aptitudes.

5. Por otro lado, el acceso a los estudios universitarios debe hacerse desde dos vertientes: por un lado como en la actualidad, por quiénes cursen estudios de bachillerato, y por otro lado, por quiénes cursen formación profesional. Los accesos deberían ser más sencillos para quienes quieran dar continuidad a sus estudios medios, con grados directamente relacionados con los estudios cursados anteriormente, y con algún requisito más restringido de acceso para quiénes quieran cambiar de ámbito al acceder a la universidad, porque no debemos olvidar que la enseñanza pública la pagamos todos, y por ello, debe tratar de garantizarse el óptimo resultado de la inversión que entre todos hacemos.

6. Deben implantarse pruebas de evaluación de los niveles de calidad obtenidos, de tal forma que toda la comunidad educativa, profesores, alumnos y padres, así como la administración pública responsable, conozca en todo momento los distintos niveles alcanzados en cada centro, como instrumento indispensable para mejorar aquéllos puntos que hacen retroceder o no alcanzar los objetivos propuestos.

7. Enseñanza bilingüe desde los 3 años. España es uno de los países con menos conocimiento de lengua extranjera, con el lastre que ello supone en el mundo actual. Para acabar con ello, los centros educativos, incluidos los públicos, por supuesto, deben impartir sus enseñanzas en otro idioma, además de español. Evidentemente, en las comunidades con lengua propia oficial, la enseñanza debería impartirse en los 3 idiomas. 

8. Deben incluirse en los planes de estudio materias cotidianas de la vida. La enseñanza debe de ser práctica y servir para preparar al alumno a la vida. Conocimientos en redes sociales, tributación, contratos de trabajo, derechos y deberes fundamentales, organización del estado y los poderes públicos, y otras similares, deben formar parte del currículum. No es de recibo que se obtengan títulos, incluso universitarios, y a la vez, esas mismas personas, carezcan de conocimientos básicos en materias tan cotidianas.

9. Debe dotarse a los centros académicos de la autonomía de funcionamiento necesaria, siempre dentro de las directrices generales aprobadas por la autoridad educativa, para aumentar el grado de competitividad entre ellos, de tal forma que los padres y alumnos puedan elegir aquellos centros que mayor grado de excelencia alcancen, o que más de su agrado sean.

10. Necesariamente unido a lo anterior, los padres y alumnos deben contar con la información precisa y necesaria de los niveles de calidad educativa alcanzados por los centros.

En resumen: garantía de durabilidad del sistema, premiar el esfuerzo y el resultado, verdadera diversificación de opciones de estudio de calidad, padres y alumnos mejor informados, profesores más capaces, mejor seleccionados, mejor retribuidos y más vocacionales, e implantación de nuevas materias más enfocadas a los problemas prácticos de la vida diaria y, desde luego, más idiomas.

martes, 26 de abril de 2016

Un sudoku para un gobierno

Hoy, en un alarde del más burdo maquiavelismo político, Pablo Iglesias ha enviado a su ariete, el representante de Compromís Joan Baldoví, a lanzar la última y más desesperada "propuesta" de acuerdo para un gobierno "de progreso", como les gusta decir a los votantes de izquierda.

Esta supuesta propuesta no es más que la versión 2.0 de la, tan manida por Pablo Iglesias, propuesta de gobierno del cambio, aglutinando a todas las fuerzas de izquierda y los nacionalistas necesarios para escorar a la nación a su visión de España: 17 taifas, con sus 17 cabecitas de ratón, alrededor del todopoderoso Pablo Iglesias, mesías del progresismo antisistémico.

Nada nuevo hay en esta propuesta, que echa todo el tufillo a intento desesperado de quitarse de encima el estigma de mitad de una pinza, conformada por PP y Podemos, en contra de una opción de gobierno sensata, de consenso y de acercamiento de posturas, no de enfrentamientos y radicalismos.

Afortunadamente Albert Rivera ha sido, una vez más, avispado y rápido, rechazando de plano la propuesta que debería contar con su abstención. Del mismo modo, Pedro Sánchez defiendo el pacto entre PSOE y Ciudadanos, al que pide que se sume Podemos, algo absolutamente fuera de cualquier cálculo politico de los morados.

Este era el último cartucho que Pablo Iglesias quema de cara a las próximas elecciones, es su último acto de esta brevísima legislatura y el primer gran mensaje para la próxima campaña: votantes de izquierda, yo no he bloqueado la única opción válida, un gobierno de izquierdas, de toda la izquierda, de la mitad del país contra la otra mitad. Es el PSOE quién impide ese gobierno, tenedlo en cuenta el 26 de junio cuando vayáis a votar, y hacedlo por quién os garantizará radicalismo y populismo hasta limites de sobredosis.

Como bien ha dicho Albert Rivera, la propuesta se reduce a 3 páginas, para gobernar 4 años con 6 partidos. O lo que es lo mismo, un sudoku de nivel infantil para resolver los graves problemas de España.

Por sus actos los conocerás

lunes, 25 de abril de 2016

Educación. Esa gran desconocida I

Todos hablamos de la educación, de su importancia, de sus problemas y de la necesidad que, sin duda todos compartimos, tiene de que se mejore. 

El diagnóstico es sencillo: la educación, en España, no ha dejado de empeorar en los últimos 30 años, por mucho que nos digan que la actual es la generación mejor preparada de la historia, no se hace otra cosa que confundir títulos con formación.

Todos hemos visto como, personas con una licenciatura bajo el brazo, tienen serios problemas para poner por escrito sus ideas y reflexiones, no sólo porque sean incapaces de redactar un texto de forma mínimamente inteligible, sino por que además, las faltas de ortografía hacen sentir vergüenza ajena por el autor de tan infausto texto. Y ni que decir tiene que, esos mismos problemas se encuentran cuando aplicamos a esas personas a cuestiones que tengan que ver con un conocimiento básico de las matemáticas más esenciales, o se enfrentan a la lectura y comprensión de cualquier texto.

Entonces, si esto es así ¿porqué se repite hasta la saciedad el mantra de que estamos ante la generación de españoles mejor preparada?

Creo que se debe a dos razones fundamentales:

1. Como antes he dicho, tenemos un problema de "titulitis" muy importante, rayando en una especie de obsesión compulsiva, sobre todo si de título universitario hablamos. 
Quien quiera ser alguien primero debe exhibir un titulo, quien carece de él no merece la más mínima atención. Todos hemos presenciado en reuniones sociales, familiares, de amigos, etc. como acaba habiendo un grupo de gente haciendo corrillo alrededor de determinada persona, no por lo gracioso de sus comentarios ni por la sensatez de su discurso, sino porque es licenciado en no sé qué por no se cuál universidad, o porque acaba de terminar un master en vaya usted a saber qué, pero ahí está, tiene su título, que exhibe como una llave maestra de las relaciones sociales.

2. Existen actualmente herramientas y conocimientos que, no por conocerlos y manejarlos, significa que se esté más preparado que alguien similar en los años 60, 70 u 80. Simplemente es consecuencia del contexto en el que vivimos. Evidentemente, cualquier joven con 18 ó 20 años está acostumbrado a manejar redes sociales, investigar en internet y compartir archivos en la nube, otros tenemos que aprenderlo sobre la marcha, pero eso no significa que se esté más preparado, nosotros teníamos otras herramientas, simple y llanamente.

La consecuencia de todo esto es que tenemos una generación que alarga su etapa estudiantil hasta límites insospechados, bajo la creencia de que se formarán mejor que nunca nadie antes había conseguido, pero que tiene muy difícil el acceso al mercado laboral, mucho menos a un puesto de trabajo acorde con el nivel de estudios cursado, que acaba, en el mejor de los casos, buscándose la vida en otros países, principalmente del centro y norte de Europa.

Y con todo esto ¿puede una sociedad moderna permitirse tal despilfarro económico y humano? Sinceramente no. España no puede permitirse dilapidar así su capital humano y económico. Pero para evitarlo hace falta que todos los agentes implicados en el diseño, desarrollo y aplicación de la política educativa trabajen juntos, de forma sinceramente leal al objetivo común: mejorar la educación, la formación y la capacidad de sus compatriotas para enfrentarse a los problemas de una sociedad del Siglo XXI.

En sucesivos artículos expondré cuáles son mis modestas propuestas para intentar lograr el objetivo propuesto en el párrafo anterior.

sábado, 23 de abril de 2016

De las ideas y otros pensamientos



Para comenzar quiero pedir perdón a todos aquellos que, una vez leídas mis reflexiones, se sientan defraudados u ofendidos. Nada más lejos de mi intención que, simplemente, consiste en poner negro sobre blanco todas aquellas reflexiones, ideas y pensamientos que el devenir de la actualidad política española me generan y compartirlo con quiénes quieran ser partícipes de ello.

No tengo ninguna experiencia en esta materia, en la de poner negro sobre blanco la sucesión de ideas, reflexiones o pensamientos, pero sí que tengo mucha en pensar, reflexionar y moldear mis propias ideas.

El título del blog, Pensando en Libertad, hace referencia a las dos premisas esenciales que creo necesarias para poder hacer un uso adecuado de la democracia: debemos pensar y debemos hacerlo en libertad. Y digo libertad, no independencia, no creo que se pueda pensar con independencia de nuestras propias ideas, de nuestros convencionalismos, de nuestra educación, de nuestro entorno, de nuestra forma de vivir y de la forma en que cada uno de nosotros imagina un mundo mejor.

La mía, mi forma de concebir el mundo y la solución a sus problemas, es la basada en la libertad, la democracia y el respeto a los demás. Por ello soy enemigo acérrimo de cualquier tipo de totalitarismo o imposición de ideas por la fuerza. 

Las ideas deben imponerse por la fuerza de su razón pero, por desgracia, cada vez es más común que desde diversos ámbitos: políticos, económicos o periodísticos, intenten imponer determinadas ideas mediante la fuerza, el insulto, la amenaza o la coacción.

Como ya dije, no creo en la independencia o en la equidistancia. Todos estamos influenciados por nuestras ideas, escuchamos aquello que nos hace sentir mejor, nos relacionamos más con quiénes tenemos más cosas en común y acudimos a aquellos actos o eventos en los que preveemos alcanzar mayor grado de satisfacción. Todo eso nos moldea y preconfigura, nos predispone a pensar, querer y sentir de una determinada manera.

En mi caso soy militante de Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía, con lo que ello conlleva: en primer lugar profundo sentimiento de orgullo de ser español, de pertenecer a la primera nación de Europa, España, de defender su unidad y su diversidad dentro de esa unidad. En segundo lugar supone ser un defensor de la democracia y de la libertad (no digo en exclusiva, no seré yo quien se arrogue para sí y los suyos tales características, pero es algo que forma parte de mi génesis social). En tercer lugar significa creer en unas ideas que anteponen los intereses generales a los propios, en la convicción de que sólo podremos progresar como pueblo, como nación, si todos lo hacemos a bloque, sin distinción de ideologías, razas, sexo, edad, estatus social o cualquier otra consideración.

Esta es mi carta de presentación, poco a poco iré intentaré llenar de contenido este blog. Espero que sirva para compartir ideas y reflexiones desde el respeto y con la ambición de ser cada día un poco más libres.