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sábado, 3 de diciembre de 2016

¿Qué es ser liberal?


Este fin de semana se está celebrando en Varsovia (Polonia) el Congreso anual de la asociación de partidos políticos liberales de Europa (ALDE).
 
Ciudadanos es el único partido español, de ámbito nacional, que forma parte de ALDE. Es el único que, en su ideario, defiende el liberalismo como fundamento de su acción política. Pero, ¿qué significa y qué es ser liberal?
 
A mi entender, ser liberal es todo lo contrario de la forma en la que se gobierna España. Ser liberal es dejar que sean los ciudadanos los que tomen sus propias decisiones. Tomarlos como adultos, capaces y responsables, para que sean ellos solos los que decidan que modelo educativo, sanitario, asistencial o de pensiones desean recibir y al que desean contribuir.
 
En mi forma liberal de entender la sociedad, las cargas tributarias, necesarias por otro lado, se reducen al mínimo imprescindible para mantener el estado en funcionamiento y cohesionado, pero liberando a la ciudadanía de la carga de tener que mantener los chiringuitos y negocietes de tantos.
 
Los cargos políticos se reducirían sensiblemente, no es necesario un  Senado con más de 230 miembros para replicar sin más lo que el Congreso ya ha decidido. No es necesario un político rodeado de asesores, necesitamos políticos que no necesiten asesores, porque ellos solos capaces y suficientes para analizar, pensar y decidir.
 
No tendría cabida la corrupción. De ningún tipo ni de ningún orden. Independientemente de la cuantía y del personaje implicado, la corrupción es la mayor falla de nuestra sociedad, nos está costando cantidades ingentes de dinero y recursos. Y no sólo hablo de la corrupción política, también cada uno de nosotros comete o puede cometer actos de corrupción. No declarar todos los ingresos, hacer cobros en dinero negro, ocultar operaciones comerciales para no pagar impuestos,..., todo eso es corrupción. Y desde luego no es una jugada al fisco, es una estafa a la sociedad.
 
En el modelo liberal que yo entiendo, cada ciudadano debe elegir, tiene el derecho pero también el deber de elegir qué tipo de sanidad o de educación quiere: pública o privada, y será él mismo el que sufrague con sus ingresos el modelo que elija, pero no se obligaría a pagar, vía impuestos, unos servicios ineficientes e ineficaces, que en muchos casos no cumplen los principios y objetivos que son su razón de ser.
 
Desde luego, en una sociedad liberal,  cada ciudadano elige qué modelo de pensiones le apetece más para el futuro, aportando parte de sus ingresos a aquella compañía, pública o privada, de su elección, sin que sean además las leyes las que determinen su fecha de jubilación, sino su capacidad de ahorro y su propia decisión.
 
En un estado liberal las normas no se entrometen en la vida de los ciudadanos más allá de lo imprescindible, se deja a cada cual vivir, desarrollarse, crecer, educarse y pensar por sí mismo, en libertad y por la libertad.
 
Y por supuesto, esto no implica que la sociedad de desentienda de los menos favorecidos, de aquellos que necesitan algún tipo de ayuda o apoyo. No, no estoy diciendo eso. Pero lo que no puede es llevarse la supuesta solidaridad al extremo de pretender que poco más que un tercio del país saque adelante a los dos tercios restantes, eso es imposible, inviable y de locos.
 
La historia nos ha enseñado, discursos partidistas al margen, que las sociedades más liberales son las que más deprisa se han desarrollado y las que mayores cotas de prosperidad y bienestar han alcanzado. En Europa hay dos modelos bien diferenciados: uno de países intervencionistas, unas veces más de pseudoiquierda y otras veces más conservadores, como son Italia, Francia, Bélgica, España, Portugal, Grecia y desde luego en su momento todos los del bloque comunista, y otro grupo de países de corte liberal: Dinamarca, Holanda, Alemania, Austria, Irlanda, Lituania, Estonia, Letonia, y otros más.
 
No hace falta explicar que todos los del segundo grupo, los liberales, han sorteado la actual crisis con muchísimos menos estragos que los intervencionistas, con una tasa de paro que roza el pleno empleo, con una renta per cápita más alta y, en el caso de las repúblicas bálticas o Irlanda, pasando de una situación más cercana a la pobreza a otra en la que se han convertido en países prósperos, punteros, competitivos y atractivos para las inversiones, motor de toda economía.
 
Por lo tanto, a la historia y a las pruebas me remito. Muchos cantos de sirena, muchas buenas intenciones, pero al final, lo que hace prosperar a un país son las inversiones, y éstas se producen si hay garantías y condiciones que las aseguren desde el punto de vista político y jurídico, sin riesgos de intervencionismo por parte del político de turno, y a eso solo se llega a través de la política liberal.
 

1 comentario:

  1. Completamente de acuerdo con todo lo expuesto, y precisamente por eso, verificando punto por punto, se puede afirmar que pese a su afiliación internacional, Ciudadanos no es liberal ni defiende esos postulados.
    Es más, por su propia declaración en su ideario, Ciudadanos declara ser socialdemócrata, lo cual representa una clara contradicción: el liberalismo no es socialdemocracia y la socialdemocracia no es liberalismo.
    Dada esa incongruencia semántica, hay que recurrir a las acciones para aclarar la posición real del partido de Albert Rivera. Y a todas luces, las acciones de Ciudadanos son todas claramente socialdemócratas.

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